Rápidamente se crea un ambiente de comunidad, de trabajo en equipo que junto con la rápida mejora en el rendimiento de quien lo practica hace que acabe siendo altamente adictivo.
Muchas personas que se han iniciado en el entrenamiento funcional se han visto altamente motivados a seguir luchando duro ya que poco a poco han ido batiendo sus propias marcas personales.
Es común escuchar decir a todo tipo de personas que después de un tiempo practicando Functional Training han acabado haciendo cosas que nunca se imaginaron que fueran capaces de hacer.
Por ejemplo: trepar la cuerda, hacer el pino, caminar de manos, hacer ejercicios varios de gimnasia en anillas, o algo tan simple como hacer una dominada o vencer un miedo para saltar a un cajón, etc.
Claro está que, esa sensación de superación es altamente gratificante e invita a seguir y seguir.
Muy al contrario de lo que algunas opiniones pueden tener sobre el entrenamiento funcional, no hay una edad límite para practicarlo, ni género o condición física determinada.
Los ejercicios los realiza cada uno en función de su nivel físico y los coaches se encargan de que cada uno entrene de forma exigente con supervisión para que no haya lesiones.